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Es el momento de pensar en ti

Todas hemos podido sentir en algún momento que hemos tocado fondo. Sentir ese vacío vital nos ayuda a encontrar sentido a nuestra vida.

Hoy, día que se celebra el día de la mujer, os traemos una reflexión acerca del momento en el que siendo madres, no nos encontramos bien con nosotras mismas. Ser conscientes de ello y reconocerlo, es el primer paso para salir de ese vacío vital que podemos llegar a sentir.

Es bastante frecuente ver a mamás que se sienten agotadas, y que no disfrutan de su maternidad como les gustaría. Algunas están agresivas con su pareja e hijos, se enfadan con facilidad, se autoexigen demasiado. Otras se sienten directamente aburridas de la vida, como atrapadas, desmotivadas. El sentimiento de culpa está muy presente en todas ellas, porque “se supone” que cuando eres madre no debes sentir nada de todo eso. Para una madre puede resultar bastante doloroso reconocer esos sentimientos, pero es importante darles cabida y cuidar de ti misma para poder luego disfrutar de los aspectos positivos de ser madre.

Tal vez estés rodeada de amigas que están disfrutando mucho de su maternidad y tú creas que algo malo hay en ti, pero lo cierto es que la experiencia de la maternidad es muy distinta para cada una de nosotras, porque depende de factores como tu propia personalidad, el apoyo que tengas de tu círculo cercano, tu estabilidad económica y emocional en el momento presente, incluso de las experiencias que tuviste en tu infancia con tu propia madre.

Es importante que estés en contacto contigo misma y reconozcas cuando estás empezando a sentirte sobrepasada, porque tu bienestar emocional afecta a tu capacidad de hacer de madre. Si descuidas tus necesidades, si te desconectas de ellas, te resultará más difícil estar emocionalmente disponible para tu hijo.

Señales que indican que te estás olvidando de ti

  • Agotamiento físico​
  • Sentimientos depresivos (tristeza, apatía) o de pánico
  • Más enfado del habitual en ti, cambios bruscos de humor
  • Dificultad para dormir, para concentrarte o tomar decisiones
  • Pérdida de interés en la vida
  • Evitar a otras personas
  • Pensamientos negativos
  • No comer o comer demasiado
  • Fumar o beber más de lo habitual en ti
  • Si una o varias de estas señales se prolongan más allá de unas tres semanas, empieza a priorizar tu necesidad de bienestar.

    Del mismo modo que debes cuidar tu salud física, también es imprescindible que cuides tu bienestar emocional para disfrutar de la vida y afrontar los retos que vas a ir encontrando en tu camino. Es importante que cuides de ti misma de forma regular; no esperes hasta sentirte exhausta. Si tomas más conciencia de cómo te sientes y de lo que necesitas, podrás hacer los cambios necesarios antes de llegar a un punto de saturación.

    7 ideas para empezar a cuidarte


    1) Come de forma equilibrada. Está demostrado que la comida tiene un efecto directo sobre el humor. Por ejemplo, ¿sabías que el alcohol es un depresor y que el café, el té y el azúcar pueden ponerte tensa y hacerte sentir agotada una vez que sus efectos estimulantes han desaparecido? Prueba a disminuir el consumo de estos alimentos.

    2) Haz ejercicio. Nos ayuda a liberar tensión y a estar en forma física. Si tienes poco tiempo, (¡y como mamá seguro que tienes poco o casi nada!) puedes intentar dar un paseo para respirar aire fresco. Intenta hacer algún tipo de ejercicio que te guste para tener más oportunidades de incorporarlo a tu vida como una rutina más. No sirve que te apuntes mil veces al gimnasio y luego no vayas nunca porque detestas las máquinas o nadar en la piscina te da pereza. Seguro que si buscas, encuentras alguna forma de ejercicio que te atraiga. Yoga, pilates, zumba, baile, correr… ¡Hazlo con alguna amiga para motivaros mutuamente!

    3) Aprende a expresar tus sentimientos. Guardártelos para ti puede llegar a ser muy estresante e insano, y además puedes psicosomatizar con dolores de cabeza o problemas digestivos (suelen ser los síntomas más comunes entre las mujeres). Además, las personas que te rodean, por ejemplo tu pareja, no sabrán cómo te sientes si no lo exteriorizas. Olvídate de la falacia de que “si me quisiera, tendría que saber cómo me siento”. A esto lo llamamos “pensamiento mágico”, y son de lo más dañino. Nadie tiene la bola de la bruja Avería para saber cómo te sientes.

    4) Habla de tus cosas. Con una amiga, un familiar o un profesional que te aporte una visión objetiva de tu situación. Es importante que no te sientas aislada, y que sepas que siempre tendrás a alguien que te prestará su oreja amiga.

    5) Duerme las horas que necesites. Cuando tienes un bebé esto puede llegar a ser bastante complicado, por no decir casi imposible, pero busca apoyo para descansar cuando tu bebé descanse y que alguien se ocupe de la casa, por ejemplo. No te sientas culpable si tu casa no está como los chorros del oro; tu salud es prioridad absoluta en estos momentos.

    6) Dedica tiempo a tus intereses. ¿Qué te gustaba hacer antes de tener hijos? ¿Puedes volver a hacerlo, aunque sea de forma más esporádica? Ir al cine, quedar con una amiga, salir de paseo… Si son actividades que puedes hacer en familia, intenta encontrar el tiempo para acomodarlas y hacerlas todos juntos.

    7) Pasa un tiempo sin tus hijos. Intenta crear un espacio y un tiempo para ti, aunque sea de forma ocasional. Respétate por necesitar ese tiempo a solas. No solo eres madre y no te sientas culpable si para ir a hacer yoga tienes que dejar a tu bebé con sus abuelos.

    NOTA: Artículo publicado en Mamaom el 11 de enero de 2017