La estimulación acuática va muchísimo más allá de la enseñanza de la natación como medio de desplazamiento.
La natación es uno de los deportes más completos y es recomendable a cualquier edad. Trabaja la mente y el cuerpo, deesarrollando sus capacidades sensoriales, fortalece los músculos y la memoria; favorece la socialización y la solidaridad, siendo un valor agregado del aprendizaje.
Aumenta la capacidad motora, ya que requiere coordinación y ayuda al desarrollo del equilibrio, promoviendo un tiempo de reacción más eficiente. Ayuda y mejora la flexibilidad, la coordinación, la agilidad, la velocidad y la fuerza.
Para el bebé que aún no camina el agua proporciona la posibilidad de moverse tridimensionalmente, siendo mucho mayor la libertad y continuidad de movimientos, comenzando a tener nociones de desplazamiento y distancia de una gran riqueza y sensibilidad, lo que redundará en una mayor coordinación motriz. Ayudandole a gatear y a caminar.
La natación fortalece el corazón y los pulmones. Debido al trabajo respiratorio que se realiza en el agua ayudando a aumentar la eficiencia en la oxigenación. Mejora la circulación y activa cada uno de los órganos del cuerpo.
El agua estimula la capacidad de juego del niño y este hecho repercutirá muy positivamente en aprendizajes futuros. Está demostrado que los niños que han hecho natación en los dos primeros años de vida desarrollan una percepción mayor del mundo que los rodea, con lo que ya están aprendiendo a ser más creativos y observadores.
El agua es un medio ideal para estrechar el vínculo de los padres con su bebé. La realización de un programa permite compartir situaciones ricas y profundas que no sucederán de otra forma, pues se van a juntar las reacciones innatas e instintivas del bebé con las propias vivencias que genera la práctica de la natación, que sin duda ayudarán al conocimiento mutuo, alimentando el amor y orgullo de mamá y papá.
En el agua se desarrollan como personas y su entorno de una forma natural. La convivencia en la piscina con otros niños le ayudarán a relacionarse mejor, además de que aprenderá a compartir y realizar actividades junto a otras personas. El niño adquiere mas confianza para comunicarse y desarrollarse en grupo, ya que estará en constante contacto con instructores y niños.
Un ejemplo de ello es el aprender a girarse sobre su espalda y flotar ante una caída al agua.