Papá Noel se acerca, los Reyes Magos también… es un momento ideal para despedirnos del chupete si nuestro hijo ya ha cumplido los 24 meses. Y pensaréis ¿yaaa?
Son muchas las ideas erróneas que siguen rodeando al uso del chupete, aunque lo que sí está claro es que este dispositivo tiene grandes beneficios porque es una excelente herramienta de consuelo y de alivio durante su primer año de vida y porque disminuye el síndrome de muerte súbita del lactante debido a la succión continua durante la noche. A pesar de estos beneficios, su uso no debería prolongarse mucho más allá de los dos años. Si se deja de usar en esta etapa, los perjuicios sobre la dentición son reversibles. Sin olvidar que esto que afirmamos no es una regla fija, ya que hay otros condicionantes que pueden hacer que estos plazos de retirada del chupete sean flexibles, como el grado de madurez del pequeño o determinadas circunstancias médicas o psicosociales.
En el caso de encontraros en un caso “normal” os damos unas pistas de cómo afrontar la situación:
Una vez retirado el chupete y pase lo que pase no se lo vuelvas a dar. Mantén la calma. No le grites ni te enfades, tampoco le castigues. Sustituye el chupete por algún otro ritual nocturno: un cuento inventado por mamá, un peluche, una canción (con baile si hace falta). Serán 2 o 3 días malos, pero si mantienes la misma actitud lo conseguiréis.